Que no te la den con queso: 5 claves para identificar la auténtica miel de montaña

Muchos me preguntáis a menudo cómo podéis estar seguros de que la miel de montaña que compráis es de verdad. Y lo entiendo perfectamente, porque el lineal del supermercado puede ser una jungla.

Para mí, la miel de montaña es algo muy personal, es la de casa. Crecí aquí, en Cocentaina, rodeado por la Sierra Mariola, Aitana y la Serrella. Tengo el recuerdo grabado de ir con mi abuelo Enrique, cuando era un crío, a revisar las colmenas que teníamos repartidas por estas montañas. Él me enseñó a entenderla, a respetarla y, sobre todo, a diferenciar la buena de la que no lo es.

Esos trucos que aprendí de él, los mismos que usamos en la familia desde 1926, son los que te voy a contar hoy. Para que la próxima vez que tengas un tarro delante, sepas exactamente lo que tienes entre manos.

1. Fíjate en el color y la textura: la vista no engaña

Lo primero es lo que ves. La auténtica miel de montaña suele tener un color ámbar oscuro, a veces con reflejos que tiran a caoba. Esto es así porque nuestras abejas no solo visitan flores como el brezo o el tomillo, sino que también aprovechan los mielatos que sueltan árboles como encinas, robles y pinos.

Esa mezcla le da una tonalidad y una fuerza que no tienen otras mieles. Si quieres profundizar en este tema, aquí te dejo un artículo donde hablo sobre La Magia de la Miel en Colores y Sabores.

Y ahora, un punto clave: la cristalización. Si ves que una miel de montaña está sólida o con granulitos, ¡bingo! Es una señal de que es miel cruda y pura. La miel industrial se calienta a altas temperaturas (pasteuriza) para que se mantenga líquida en la estantería, pero en ese proceso se pierden muchas de sus propiedades. Que una miel artesanal cristalice con el frío es su estado natural, es una garantía de pureza.

2. El aroma: tiene que oler a monte de verdad

Ahora, acerca la nariz. Una buena miel de montaña no huele simplemente a dulce. Te tiene que transportar. Debes notar un aroma floral intenso, pero con toques de madera, de tierra húmeda, de resina… como si estuvieras paseando por el bosque después de llover.

Ese olor potente y complejo es la prueba de la increíble biodiversidad de los parajes donde trabajan nuestras abejas, ya sea en las sierras de Soria o en los rincones más salvajes de nuestra querida Font Roja. Es el perfume del monte metido en un tarro.

3. El sabor: una historia en cada cucharada

Llega el mejor momento. El sabor de la auténtica miel de montaña es tan complejo como su aroma. Es dulce, por supuesto, pero no se queda ahí. Notarás toques salados, ácidos e incluso un punto amargo que perdura en la boca. Es un sabor con carácter, robusto, que llena el paladar.

No es una miel para simplemente endulzar, es para disfrutarla. Si quieres entender mejor por qué tiene este carácter, te recomiendo leer el post donde te explico en detalle qué es la miel de montaña y sus propiedades únicas.

En mi familia siempre hemos dicho un refrán valenciano: “Mel de bresca, or de la riba.”, que viene a decir que lo más puro, lo más auténtico, es lo que viene directo de la colmena, sin tocar nada. Y eso es lo que uno busca en una miel de montaña: el sabor intacto del paraje del que procede.

4. La etiqueta es tu chivata: aprende a leerla

Si no puedes probarla antes de comprarla, la etiqueta te dará casi todas las respuestas. Dale la vuelta y fíjate bien:

• Ingredientes: Solo puede poner una cosa: “Miel”. Si ves jarabes de glucosa o cualquier otro añadido, no es miel.
• Origen: Busca siempre “Origen: España”. Esto garantiza que ha sido recolectada aquí, bajo nuestros controles. Desconfía de las etiquetas que ponen “mezcla de mieles originarias y no originarias de la UE”, suelen ser mezclas de baja calidad.
• Datos del apicultor: Si en la etiqueta aparece el nombre del apicultor y su historia, como hacemos en La Mielería, es una gran señal de transparencia y de que hay una persona detrás que responde por ese producto.

Nosotros estamos orgullosos de todo el proceso, desde el cuidado de las colmenas hasta que mi hermano Javi y el equipo preparan cada paquete. Si te apetece cotillear, puedes ver aquí el proceso de elaboración de nuestra miel de montaña.

Y si quieres estar al día de lo que se cuece en las colmenas, te invito a escuchar nuestro nuevo podcast «Crónicas del Colmenar», donde mi sobrino Izan me echa un cable para contaros las novedades de la cosecha.

5. Una miel de verdad se nota (también por dentro)

Una miel de montaña auténtica no es solo un placer, también es un buen aliado para tu bienestar. Al ser rica en mielatos, tiene un mayor contenido en minerales y antioxidantes que mieles más claras. En casa, una cucharada por la mañana siempre ha sido el empujón para empezar el día con fuerza o para suavizar la garganta en invierno.

Estos beneficios son el resultado de ser un producto vivo, que no se ha filtrado ni pasteurizado. Si te interesa la parte más técnica, puedes leer sobre los beneficios de la miel de montaña para la salud.

Y un último dato: si la miel es 100% pura y la guardas bien, no caduca. Así como lo oyes. Te cuento más sobre esto en el post dedicado a cuándo caduca la miel.

Espero que estos consejos de apicultor te ayuden la próxima vez que vayas a comprar miel. Al final, elegir una miel artesanal es apostar por un producto con alma, que apoya a las abejas y respeta los tiempos de la naturaleza.

Si te ha entrado la curiosidad por probar la diferencia, te invito a que te pases por nuestra tienda online en www.lamieleria.com. Allí encontrarás nuestra Miel de Montaña de cosecha propia, además de otras 21 variedades que vamos recolectando por toda España.

¡Un abrazo!

Nacho Company